Economía
(tomado de www.liderempresarial.com)
Roby Brown
Vicepresidente de México, Centroamérica
y la Región Andina para FedEx Express,
División de Latinoamérica y el Caribe
Hace casi 200 años, un líder latinoamericano imaginó un continente como una sola entidad y no como la simple suma de muchos países. En la actualidad otros gobernantes comparten los mismos sueños, pero principalmente en términos de una unificación económica. No es para menos, si tomamos en cuenta sus 800 millones de habitantes y su producto interno bruto de más de US$ 11 mil millones, el continente americano tiene el potencial de convertirse en la zona de libre comercio más grande del mundo.
El establecimiento del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) promete ser el primer paso para la apertura económica del continente en su totalidad. Sin embargo, debido al estancamiento económico en algunos mercados latinoamericanos y a la inestabilidad política en otros, la conocida expresión "Del dicho al hecho hay mucho trecho" es más relevante que nunca.
A pesar de tales adversidades, tres mercados han emergido en la región como posibles modelos de apertura: Brasil, Chile y México. Estas naciones han demostrado tener la motivación y los recursos que se necesitan para triunfar en un mercado mundial en pleno crecimiento, y son conscientes de lo importante que es forjar vínculos fuertes con la economía más poderosa del mundo. Brasil, por ejemplo, negoció aproximadamente US$ 20 mil millones con los Estados Unidos en el 2002.
Como una de las economías latinoamericanas más prometedoras, Brasil ha mostrado en años recientes moderadas rachas de alzas de su economía y, a pesar de su desafiante postura inicial hacia el ALCA, dicho país cree que una zona de libre comercio es conveniente por muchas razones, como, por ejemplo, la ventaja de ser exonerados de los aranceles de exportación hacia USA. La producción total brasileña está creciendo en ciertos sectores de exportación y los productos brasileños en general siguen siendo comercializados a pesar del estancamiento de la economía nacional, en parte impulsados por la depreciación del Real. Existen también grandes expectativas en torno al progreso del gobierno en términos del estímulo a la producción industrial, ya que se prevé, que existirá una recuperación, superando la baja del 10.6% que presentó en el 2002.
La economía mexicana, por su parte, ha mostrado indicios claros de prosperidad continua, con el 47.5% del total de las exportaciones latinoamericanas, una inflación inferior al 5%, y, probablemente, la moneda más fuerte de la región. Si bien la población mexicana teme a la siguiente crisis económica o a la siguiente devaluación, los economistas del mundo tienen gran fe en México. Sin embargo, la inquietud del país con respecto al ALCA radica en que tendría que renunciar a su estado de nación privilegiada como el único aliado latinoamericano de los Estados Unidos a través del TLCAN. Sin embargo, este carácter privilegiado de México es una ventaja pasajera; en un mundo donde la globalización económica es cada vez una realidad más concreta, la competencia es inevitable y sólo los países preparados para competir en igualdad de condiciones triunfarán en el plano económico.
Chile, por su parte (el primer país latinoamericano en derribar sus muros arancelarios a fines de los años 70) está ansioso por participar en relaciones comerciales abiertas con el resto del continente. Esta nación ha sufrido internamente debido al aumento de las importaciones, pero ha logrado mantener la tasa de crecimiento económica más elevada de toda América Latina -su desempeño positivo durante los últimos 30 años ha sido tal que, en el 2002, el Foro Económico Mundial clasificó a Chile como el vigésimo lugar entre las economías más competitivas del mundo, superando a todos los países tercermundistas e incluso a Francia, Japón e Italia-.
Uno de los motores principales de tal crecimiento constante es ProChile, la galardonada entidad encargada de la promoción de exportaciones del país que apoya a las industrias competitivas, proporcionándoles fondos para misiones exportadoras que operan bajo iniciativas propias y que puede proporcionar la mitad de la inversión. Esta iniciativa semi privada ha logrado fomentar el comercio en Chile y ha sido reconocido como un modelo para otros países que intentan sacar provecho del libre comercio.
Un acuerdo de libre comercio beneficiaría a la mayoría de las industrias prolíferas de América Latina y, por consiguiente, permitiría el movimiento libre de bienes y servicios entre países, lo que impulsaría una necesidad creciente de servicios de transporte eficaces. Alrededor del 10% del PIB latinoamericano se invierte en transporte y logística, y las empresas de transporte que ofrecen a los negocios en América Latina las opciones de embarque más innovadoras y diversas conservarán una clara ventaja sobre sus competidores en la búsqueda de facilitar el crecimiento del comercio internacional para dichos mercados.
En este contexto es importante que se reconozca el papel que juegan las empresas involucradas directamente con el comercio internacional. Las empresas de carga, los agentes aduanales, las empresas "courier", en fin, las compañías de transporte internacional en general, son claves para el desarrollo económico de la región y la manera en que esta se relaciona con la economía global y este factor amerita ser reconocido por la opinión pública.
Asimismo, es importante que las empresas de transporte internacional apoyen las reformas aduaneras y la modernización de las aduanas en la región, de modo que exista la infraestructura, la gerencia y los recursos necesarios para manejar los grandes volúmenes de bienes que se comercializan internacionalmente. El desarrollo y el crecimiento del libre comercio en Latinoamérica dependen del desarrollo de instituciones que proporcionen la estabilidad necesaria para el establecimiento de reglas y procedimientos justos y transparentes.
Las proyecciones indican que para el 2005, las exportaciones mundiales ascenderán a US$ 11.4 mil millones, y que para el 2020, el 80% de todos los bienes circularán entre países -en comparación del 20% que se comercializa actualmente-. Los acuerdos de libre comercio son tan sólo el principio, pero para concretar sus intenciones será imprescindible contar con el apoyo de una serie de sectores de la industria, siendo el de transporte el primero de la lista.